- La aplicación de la política de crédito de la empresa, con un coste acorde con el presupuestado. Este es el objetivo real, el que debe servirnos de Norte en nuestro pensamiento, expuesto en un nivel lo suficientemente amplio, sin dejar de ser operativo.
Pero para que nos sea útil a fines operacionales, este objetivo debe explicitarse, siendo preciso desarrollarlo en otros varios, mucho más concretos, claros, sencillos y acordes todos ellos con las líneas maestras de la política de crédito.
Definir cada uno de estos objetivos concretos de forma que sean coherentes entre ellos, es labor de la Dirección General; y ésta es una responsabilidad que no es delegable, como no lo es decidir quién debe ser el responsable del departamento.
Esta definición de objetivos convendrá que sea comentada, razonada y explicada por la dirección a las personas del departamento.
Son estos objetivos explícitos los que van a poner en marcha a las personas y de la forma en que sean expresados y de la capacidad directiva para transmitirlos, va a depender desde el primer momento la eficacia del departamento.
Dentro del proceso de planificación y control, estos objetivos explícitos, deben ser corregidos o reorientados periódicamente, en base a dos procesos internos fundamentales: el aprendizaje continuado, y la medición de los resultados obtenidos.
Sin este proceso continuo de realimentación de información y de aprendizaje, es imposible evitar que el sistema o la organización establecida degeneren en algo progresivamente inútil. Observemos que este proceso de corrección de objetivos debe realizarse conjuntamente con la planificación, y con la misma frecuencia que ella (períodos largos); no podemos ni es razonable cambiar los objetivos frecuentemente, pues eso sería contrario a planificación.
FUENTE: http://aulavirtual.afige.es/webafige/visordoc.aspx?doc=531143&a=0&dmo=GI
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